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José María Callejas Berdonés

VIVAN LAS HUMANIDADES, SIEMPRE VIVAS. Eduardo Aguirre Romero. Conferencia jocoseria teatralizada.

El cervantista Eduardo Aguirre Romero nos vuelve a sorprender con su genial sentido del humor con esta "Conferencia jocoseria teatralizada": VIVAN LAS HUMANIDADES, SIEMPRE VIVAS. Ya el mismo título es sugerente de la sentencia de Baltasar Gracián: <Lo bueno, si breve, dos veces bueno>. Además, la circularidad semántica del título es de un vitalismo cervantino insuperable: Vivan las Humanidades, siempre vivas. Y un prólogo de lujo de gran cervantista: José Montero Reguera. La Conferencia de la inagotable de la ironía de Miguel de Cervantes se representó en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de León, que conserva el nombre de Filosofía y Letras cuyo nombre me recuerda a la que yo estudié de la Universidad Complutense (desde 1973 Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación), que se denominaba también Filosofía y Letras e incluía la de Filología. Bien podríamos decir que nuestras primeras "letras" son las semillas de las Humanidades. Acertadamente, Zygmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (2010), dijo que: "Cervantes es el padre fundador de las humanidades". Un dibujo cervantino de Siro López que refleja genialmente a Eduardo Aguirre flanquea la contraportada interior que provoca la sonrisa de entrada de los lectores.

Para el profesor José Montero Reguera le es grata la presencia del decano de la Facultad de Filosofía y Letras de León, Juan Matas, actor en la obra y un gran experto en las materias de las Humanidades, es cordobés como el personaje cervantino de Pedro de Urdemalas del que cita unos bellos versos de la Jornada Tercera: "Yo podré ser patriarca. pontífice y estudiante...". Alude a tres palabras claves como un privilegio de los humanistas de cara a la sociedad: "el conocimiento de la palabra (Filología), del pensamiento (Filosofía), y de la memoria (Historia)". Y la importancia de la meditación crítica para mirar a nuestro pasado y el cuidado de la palabra para comunicarnos en el futuro, dos buenos consejos, sobre todo, para las RRSS. Lope, Quevedo, Lutero, Galileo todos vivieron tiempos difíciles como los nuestros, y dice que Eduardo Aguirre lo explica muy bien en la conferencia en su diálogo con los actores, Cervantes, Ángeles Rodríguez, Marta Roa y Juan Álvarez. Tras una referencia al elogio de la poesía, como ciencia de la ciencias, del Quijote (II,16), cita Montero Reguera unas bellas palabras de su maestro Alonso Zamora Vicente sobre el valor de las Humanidades: <El joven español ha de estar siempre en carne viva ante la crítica que Cervantes hace de la sociedad en que vive y aprender de él la postura que un intelectual ha de mantener frente a las estructura sociopolíticas, tan cambiantes; hay que ir en la vanguardia de ellas, en permanente oposición constructiva, marcando una ética y un inextinguible afán de mejoramiento>.

Eduardo Aguirre le dedica el texto de la Conferencia a Krzysztof Sliwa (doctor en Literatura Española por Florida State University, biógrafo de Cervantes y profesor universitario), maestro de cervantistas, al final también le escribe una bella carta personal por su reconocimiento de la Entrevista a Cervantes del autor que aquí reseñamos en la anterior entrada de blog. Eduardo Aguirre comienza la conferencia, ni corto ni perezoso, mientras esperan a Cervantes que parece que ha perdido el autobús, hace un espléndido relato histórico de las Humanidades, cita para empezar a Simone Weil y la necesidad de asumir la época en la que hemos nacido y asumir sin complejos el reto de responder, de modo personal a los problemas de nuestro tiempo. Como ya hizo, por ejemplo, Miguel de Unamuno, al que reconoce el mérito de sacar adelante su familia numerosa mediante la escritura, en la que tuvo un acicate en su vocación como profesor y como escritor. Prosigue Aguirre, preguntar a nuestros padres y abuelos que si han vivido tiempos difíciles... Y a cada uno de nosotros si queremos hacer un mundo mejor: <Tendréis que soportar muchas veces desdenes del ignorante, a menudo con poder de decisión sobre vuestros planes de estudios o de trabajo... pero esto, pese a que os resultará indignante, no debe determinar en lo esencia vuestro recorrido. Siendo lo que anheláis la sociedad recibirá lo mejor de vosotros>. Alusiones breves y concisas sobre economía, educación y al Quijote -Cervantes sigue sin aparecer-, y nos da otra lección de humanismo: <Los estudios de Humanidades son el pilar maestro sobre el que la civilización ha construido lo mejor de sí misma. Y no son las que están en crisis, al contrario, son parte de la cura. Vuestra sólida formación ha de ser vuestro escudo, porque no tiene sentido estudiar Humanidades para se filólogo, filósofo o historiador del montón. Anhelad vuestra excelencia, como primer paso para lograrla>. En mi opinión más que crisis de Humanidades hay crisis de humanistas, y gracias a Dios y a su ingenio personal aquí tenemos a un buen humanista como es Eduardo Aguirre Romero.


Leemos versos poéticos de Cervantes y de Jorge Guillén en su Cántico, una alusión al perro de Ulises, una bella referencia a la novela, "Asklepios: el último griego", de Miguel Espinosa, o el pastor de los árboles, Barbol que describe así la armonía del hombre con la naturaleza: "El mundo está cambiando, lo siento en el agua, lo siento en la tierra, lo huelo en el aire".

Y una entrañable alusión de Eduardo Aguirre a su biografía: <Mi padre era filólogo de carrera y en cierta ocasión me dijo: "El tesoro más valioso que hay en casa es este...", y mientras buscaba en su biblioteca me pregunté si sería un incunable o de una valiosísima edición... hasta que me mostró un libro de tapa y de color crema, una edición de Gredos: Poesía Española, de don Dámaso Alonso. El oro estaba en sus páginas, pero también en la actitud de mi progenitor... aunque esto lo comprendí mucho más tarde". Eduardo Aguirre escribe una lúcida sentencia: "Las Humanidades no son solo lo que sabes, también -o sobre todo-, lo que haces". Por fin, aparece Cervantes que dice que vio que salía en el Ministerio del Tiempo...; y tras sabios consejos para estudiar de manera viva las Humanidades con ejemplos de la historia de la literatura, insiste en lo importante que son los docentes en la vida de sus alumnos. Y otra cosa no menos decisiva en nuestro tiempo: <Por cierto, nunca me opuse al Humanismo, sino a los humanistas pelmazos, a quienes reducen a salpicar sus escritos con citas de otros y en lenguas que no siquiera entienden. Habló del traidor de Avellaneda, el acicate que supuso para acabar su Segunda Parte del Quijote, y volvió a espetarnos al público de la sala (alguno dicen que se había dormido) y a los lectores: "Buscad maestros, entre los vivos y entre los muertos: los hay, lo hubo y los habrá... considerarnos felices de sentiros en deuda con ellos. Sed rebeldes, pero también autocríticos... Sed perfeccionista en lo esencia, condescendientes en lo demás. Reíd con escarnio, sonreíros sin superioridad. Ah, cuánto me gustaría abarcaros en un gran abrazo. No estáis ni estaréis solos... sentidme siempre a vuestros lado". Y proclama de viva voz: ¡VIVAN LAS HUMANIDADES!

Agradezco las imágenes cedidas por el autor para este blog.

Tras un breve silencio, Cervantes le dice a Aguirre: <venga ese Quijote -libro de la serie Azul de la RAE- para que se lo firme... ve usted... todo llega mi joven amigo...>, Cervantes tras elocuentes bromas literarias al público, se despide: "Queridos estudiantes y profesores de Humanidades... escuchadme ante de separarnos... creed a un viejo muerto: esta pequeña gran mañana nuestra jamás volverá, convertidla en conocimiento y en diversión... Gracias, gracias por ella... Luchad por ser quienes sois. ¡VIVAN LAS HUMANIDADES! Aguirre y el decano: ¡¡SIEMPRE VIVAS!!


Gracias de nuevo Eduardo Aguirre Romero por traernos a un Cervantes lleno de sabiduría, humor y de amor a la vida, y por explicarnos en su epílogo que realmente existió esa Conferencia con Cervantes, que no fue un sueño. Volviendo a la realidad, no puedo dejar de aludir a un gran humanista que recientemente nos ha dejado: Nuccio Ordine. El diario ABC, con motivo de su fallecimiento, destacó unas palabras del humanista italiano de una entrevista que vienen como "anillo al dedo" que diría nuestro sensato Sancho: <El 'Quijote' es una obra fundamental. Las batallas del hidalgo nos hacen comprender que hay valores en nuestra vida que tienen que ser defendidos, aunque vayan a la contra del mundo. Porque don Quijote nos enseña que hay derrotas gloriosas>. Pues bien, leyendo ¡VIVAN LAS HUMANIDADES, SIEMPRE VIVAS!, los que pretendemos ser humanistas debemos vivir con estas derrotas gloriosas para gritar a los cuatro vientos: ¡SIEMPRE VIVAS LAS HUMANIDADES QUE VIVAN SIEMPRE!


José María Callejas Berdonés. Profesor emérito de Filosofía de Instituto.

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