<Novelas ejemplares> de Miguel de Cervantes (2). <La española inglesa>.
En este mes de junio hemos acabado la lectura colectiva en Twitter de las doce <Novelas ejemplares>, de Miguel de Cervantes, propuesta por la profesora y cervantista, Julia D'Onofrio, de la Universidad de Buenos Aires, cuyo cronograma mostramos en la anterior entrada del blog, #Cervantes2019 #NovelasEjemplares.
En esta segunda entrada comentamos:
<La española inglesa>.
#LaEspañolaInglesa.Con esa referencia se busca en Twitter el hilo de los participantes, recomiendo los tuits de los cervantistas Carlos Mata Indurain, profesor de la Universidad de Navarra, y de Frederick de Armas, profesor de la Universidad de Chicago.
En la segunda introducción de esta edición escribe Avalle-Arce: <La española inglesa se abre con un saqueo, el de Cádiz, por los ingleses en 1596, hecho tan histórico como la captura de Nicosia por los turcos, comienzo de El amante liberal>. <La española inglesa constituye la novela con el ambiente de más tupida espiritualidad de las doce que forman la colección. Y, en consecuencia, nos presenta la prueba más palpable de la absorbente preocupación de Cervantes por la religión católica al entrar en los postreros años de su vida. La espiritualización del argumento apunta ya, con claridad meridiana, al Persiles y Sigismunda>. Prosigue: <Esta novela nos podría enseñar cuánto puede la virtud y cuánto la hermosura. La verdad del caso es perfectamente aplicable asimismo al <Persiles> (...) se puede decir que <La española inglesa> es una miniatura del <Persiles>.
Para Avalle-Arce:<El cuerpo de la novela nos narra la cantidad de obstáculos que los amantes tienen que superar para obtener el galardón del matrimonio cristiano>. (Utiliza este término en el sentido profundo en el que lo estudió Marcel Bataillon, "Cervantes y el matrimonio cristiano", Varia lección de clásicos españoles, Madrid, 1964; según él, para Cervantes el matrimonio cristiano es el triunfo de la ortodoxia humana). Personalmente creo que, tal vez, Cervantes puso en valor el ejemplo del matrimonio cristiano en el Reino de Inglaterra, donde había sido prostituido, públicamente, por el Rey Enrique VIII, de forma cruel y despiadada, y provocar la ruptura con Roma al fundar la Iglesia Anglicana. Una constante narrativa y axiológica de Cervantes: defender el matrimonio por amor en libertad ante el matrimonio de conveniencia o puro interés, sea dinástico, social o económico.
Avalle-Arce clasifica las "pruebas de amor", entre Isabela y Ricaredo, con este esquema:
Sección I
1.- Oposición de los padres de Ricaredo y planes de ellos para casarlo con Clisterna.
2.- Separación de los amantes durante la navegación de Ricaredo en misión oficial.
3.- Aparición del conde Arnesto como pretendiente de Isabela.
4.- Enfermedad de Isabela y pérdida total de su belleza.
Sección II
1.- Se renueva la oposición de los padres de Ricaredo y llegada de Clisterna.
2.- Separación cuando Ricaredo marcha a Roma e Isabela a España-
3.- Numerosos enamorados de Isabela.
4.- Notificación de la muerte de Ricaredo.
Lee la novela en este enlace: LA ESPAÑOLA INGLESA. Biblioteca Cervantes Virtual.
La acción se desarrolla en Cádiz, Londres y Sevilla.
Dado que una de nuestras metas es fomentar la lectura, resaltamos sólo algunos textos. Narrador: <Entre los despojos que los ingleses llevaron de la ciudad de Cádiz, Clotaldo, un caballero inglés, capitán de una escuadra de navíos llevó a Londres una niña de siete años...contra la voluntad y sabiduría del conde de Leste, que con diligencia hizo buscar la niña para volvérsela a sus padres, que ante él se quejaron de la falta de su hija, pidiéndole que, pues se contentaba con las haciendas y dejaba libres las personas, no fuesen ellos tan desdichados que, ya que quedaban pobres, quedasen sin su hija, que era la lumbre de sus ojos y la más hermosa criatura...en la ciudad.>. Ya en Inglaterra, Clotaldo entregó la niña a su esposa Catalina, quien la acogió con amor:<Después de haberle enseñado todas las cosas de labor que puede y debe saber una doncella bien nacida, la enseñaron a leer y escribir... en lo que tuvo extremo fue en tañer todos los instrumentos que a una mujer son lícitos, y esto con toda perfección de música>. Avalle-Arce relaciona a Catalina con Catalina de Aragón, la católica mujer de Enrique VIII. Educar a Isabela -en la religión católica de espaldas a la anglicana religión de la Reina Isabel de Inglaterra- como a una hija recuerda a la educación de Teresa de Jesús; entonces, era de vital importancia para una niña aprender a leer y escribir.
Clotaldo pidió licencia a la Reina Isabel para casar a Isabela con su hijo Ricaredo. <Hasta el nombre me contenta -respondió la Reina-: no le faltaba más sino llamarse Isabela la Española, para que no me quedase nada de perfección que desear en ella>. Ricaredo, cautivado por su hermosura, nada más verla le dice:<Si me das la palabra de ser mía, yo te la doy, desde luego, como verdadero y católico cristiano, de ser tuyo; que, puesto que no llegue a gozarte, como no llegaré, hasta que con bendición de la Iglesia y de mis padres sea>. Pero faltaba la condición que imponía la Reina para dar licencia al matrimonio a Ricaredo: le encomienda una misión por mar, (con aire autobiográfico cervantino), para controlar a los corsarios. Tras un abordaje: <Preguntóles Ricaredo en español que qué navío era aquél...Respondiéronle que era una nave que venía de la India de Portugal...que valía más de un millón de oro, y que con tormenta había arribado...aquellas dos galeras, que eran del corsario Arnaute Mamí>. (Que fue el secuestrador de Cervantes en 1575). Se ensalza el gesto de liberalidad de la persona de Ricaredo, (Cervantes le pone como personaje ejemplar) en el "navío de los cautivos libres": da libertad a parte de ellos, y ruega a los españoles que liberen a los turcos en cuanto puedan ante la protesta de los ingleses. Un liberado le dice: <Sabrás...que en la pérdida de Cádiz, que sucedió habrá 15 años, perdí una hija que los ingleses debieron de llevar a Inglaterra, y con ella perdí el descanso de mi vejez y la luz de mis ojos....después que no la vieron, nunca han visto cosa que de su gusto sea>. La Reina prueba a Ricaredo: <Y advertid a la merced que os hago...os doy ocasión en ella a que, correspondiendo a quién sois, sirviendo a vuestra reina, mostréis el valor de vuestro ingenio y de vuestra persona, y alcancéis el mejor premio que a mi parecer vos mismo podéis acertar a desearos>. Isabela, que estaba suspensa y atónita de ver la humildad y dolor de Ricaredo, que como a su esposo le amaba, no entendió lo que la reina le mandaba, antes comenzó a derramar lágrimas, tan sin pensar lo que hacía>. El amor auténtico exige sacrificios.
Pincha en la imagen para ver la película <La española inglesa> producida por RTVE.
Un momento psicológico de la obra es la llegada de Ricaredo con sus padres ante la Reina que había requerido su presencia: <Los padres de Isabela quedaron admirados y suspensos de ver tanta grandeza y bizarría junta. Pusieron los ojos en Isabela, y no la conocieron, aunque el corazón, presagio del bien que tan cerca tenían, les comenzó a saltar en el pecho, no con sobresalto que les entristeciera, sino con un no sé qué de gusto, que ellos no acertaban a entenderlo>. Luego la madre:<Viendo claramente ser Isabela su hija, abrazándose con ella, dio una gran voz, diciendo: -¡Oh, hija de mi corazón! ¡Oh, prenda cara del alma mía!>. No menos ternura muestra el padre al ver a su hija. Buen detalle de Cervantes dar un valor afectivo al padre, inusual en su época.
Como bien dice Julia D'Onofrio: <Hay dos grandes tramas en la novela: 1.- La restitución de Isabela a su familia. 2.- El matrimonio con Ricaredo. Las dos tramas culminan en momentos distintos>. (Se pueden descargar sus artículos en www.academia.edu: “Efectismo, eutrapelia y el poder de la ficción. La española inglesa y los modos amables de la ejemplaridad cervantina”).
Cervantes aviva el suspense de la decisión de la reina que espera Ricaredo. Entra en escena el rival amoroso: Arnesto, hijo de la camarera mayor de la Reina quien, al no poder casar a su hijo con Isabela, decide envenenarla, Isabela no pierde la vida, pero trastoca su belleza en fealdad. <Con todo esto, Ricaredo se la pidió a la reina, y le suplicó se la dejase llevar a su casa, porque el amor que la tenía pasaba del cuerpo al alma; y que si Isabela había perdido su belleza, no podía haber perdido sus infinitas virtudes>. Ricardo: <Yo, Isabela, desde el punto que te quise fue con otro amor de aquel que tiene su fin y paradero en el cumplimiento del sensual apetito; que, puesto que tu corporal hermosura me cautivó los sentidos, tus infinitas virtudes me aprisionaron el alma, de manera que, si hermosa te quise, fea te adoro, y para confirmar esta verdad, dame tu mano>. La bella declaración de amor concluye: <Por el verdadero Dios que nos está oyendo, te prometo, ¡oh Isabela, mitad de mi alma!, de ser tu esposo, y lo soy desde luego si tú quieres levantarme a la alteza de ser tuyo>.
Una última prueba de amor fue la que los padres de Ricaredo le propusieron, al perder la esperanza por la situación de Isabela, el casamiento con una doncella escocesa, y Ricaredo les pidió dos años para salir del compromiso. <Isabela le respondió que no solos dos años le aguardaría, sino todos aquéllos de su vida, hasta estar enterada que él no la tenía, porque en el punto que esto supiese, sería el mismo de su muerte. Con estas tiernas palabras, se renovaron las lágrimas en todos, y Ricaredo salió a decir a sus padres cómo en ninguna manera se casaría ni daría la mano a su esposa la escocesa, sin haber primero ido a Roma a asegurar su conciencia>. Aquí quiero ver yo, a la luz de la imaginación, que hay una referencia implícita de Cervantes a Tomás Moro, el humanista inglés de referencia del norte de Europa junto a Erasmo de Rotterdam, que defendió su libertad de conciencia y fue degollado por enfrentarse a Enrique VIII enzarzado en matrimonios de conveniencia, la segunda esposa Ana Bolena, madre de Isabel I, acusada de adulterio y traición fue ejecutada en 1532. Enrique VIII fundó la Iglesia Anglicana. A Tomás Moro, preso en la Torre de Londres, le condenó, junto a otros, por defender el matrimonio cristiano. Erasmo de Rotterdam le dedica el prefacio de, <Elogio de la Locura>, a su amigo Tomás Moro; editada en latín (1511). Cervantes leyó esta obra del humanismo renacentista con su maestro López de Hoyos.
<Los padres de Isabela alquilaron una casa principal, frontero de Santa Paula, por ocasión que estaba monja en aquel santo monasterio una sobrina suya, única y extremada en la voz, y así por tenerla cerca como por haber dicho Isabela a Ricaredo que, si viniese a buscarla, la hallaría en Sevilla y le diría su casa su prima la monja de Santa Paula, y que para conocella no había menester más de preguntar por la monja que tenía la mejor voz en el monasterio, porque estas señas no se le podían olvidar>. <En fin, en pocos meses fue restaurando su perdido crédito, y la belleza de Isabela volvió a su ser primero, de tal manera que, en hablando de hermosas, todos daban el lauro a la española inglesa; que, tanto por este nombre como por su hermosura, era de toda la ciudad conocida>.
<Unos bendecían a sus padres, otros al cielo, que de tanta hermosura la había dotado; unos se empinaban por verla; otros, habiéndola visto una vez, corrían adelante por verla otra; y el que más solícito se mostró en esto, y tanto que muchos echaron de ver en ello, fue un hombre vestido en hábito de los que vienen rescatados de cautivos, con una insignia de la Trinidad en el pecho, en señal que han sido rescatados por la limosna de sus redemptores. Este cautivo, pues, al tiempo que ya Isabela tenía un pie dentro de la portería del convento, donde habían salido a recebirla, como es uso, la priora y las monjas con la cruz, a grandes voces dijo: -¡Detente, Isabela, detente!; que mientras yo fuere vivo no puedes tú ser religiosa>.
<Esta novela nos podría enseñar cuánto puede la virtud, y cuánto la hermosura, pues son bastantes juntas, y cada una de por sí, a enamorar aun hasta los mismos enemigos; y de cómo sabe el cielo sacar, de las mayores adversidades nuestras, nuestros mayores provechos>. Estas últimas palabras de la novela son una muestra más de la importancia que le da Cervantes al matrimonio por amor, y en ese contexto histórico, creo que reafirma su compromiso moral en defensa de la dignidad de la mujer como persona, fuera creyente o no, sin duda, desvalida en aquella circunstancia histórica de España, y que su valor moral o virtud ética sigue vigente. Todo un canto al amor en libertad.